Add parallel Print Page Options

El becerro de oro

32 Como Moisés se demoraba en descender del monte, el pueblo se presentó ante Aarón:

―Mira —le dijeron—, haznos dioses que nos dirijan, porque este Moisés que nos sacó de Egipto no aparece; algo debe de haberle ocurrido.

2-3 ―Tráiganme los aretes de oro que tengan sus esposas, hijos e hijas —respondió Aarón.

Así que todos los que tenían aretes se los quitaron y se los entregaron a Aarón.

Read full chapter